sábado, 19 de julio de 2014

El desastre del vuelo MH17

Lo verdaderamente importante presenta: el MH17, ¿la última frontera?

El pasado jueves, 17 de julio, el vuelo MH17 de Malaysian Airlines fue derribado por un misil en el espacio aéreo ucraniano, al este (en la región de Donetsk, una zona controlada y ocupada por los rebeldes prorrusos). Estas son, por lo menos, las primeras informaciones de que disponemos y que todavía no están contrastadas. Aviso de la crudeza de algunas de las imágenes que aparecen en esta entrada del blog.


Como era de esperar, nada más conocerse la caída del avión, tanto ucranianos como prorrusos no tardaron en echarse la culpa del atentado mutuamente. Los ucranianos apelan a que, según ellos, el misil empleado para derribar el avión, un BUK (misil desarrollado por la antigua URSS), significaría que la autoría del ataque recaería en Moscú. Mientras, los prorrusos hablan de la imposibilidad de disponer de este tipo de armamento antiaéreo entre sus filas (un dirigente ucraniano dijo que los mercenarios prorrusos eran algo así como unos inútiles). Entonces, ¿de quién es la culpa?


Si entre los combatientes de este conflicto que se sucede en suelo ucraniano no hay todavía un acuerdo sobre quién fue su causante, entre las principales potencias mundiales, tampoco. Estados Unidos ha mostrado su apoyo al gobierno ucraniano y, por consiguiente, ha culpado a los separatistas ucranianos y, como no, a Rusia con la que ya ha mantenido disputas debido a este conflicto en Ucrania. La postura de EEUU parece ser secundada por la mayoría de potencias occidentales. ¿Y quién apoya al régimen ruso? Pues Cuba, quien ha explicado su postura diciendo que los ucranianos poseen mejores condiciones y armamentos que los separatistas. Las organizaciones internacionales (ONU, OTAN y OSCE) han exigido una investigación independiente a las que van a llevar a cabo ucranianos y rusos.


Parece que lo único que podemos saber de seguro es que casi 300 personas han perdido la vida a causa de un conflicto que no les incumbía, con el que no tenían nada que ver; un conflicto que peligra con extenderse a un mundo que, cada día más, se acerca a un abismo del que no podremos salir con "acuerdos" e "investigaciones". O las potencias se preocupan por intentar llevarse bien las unas con las otras (si no es mucho pedir), o los ciudadanos, que no tenemos culpa de los intereses de los poderosos, nos veremos obligados a acostumbrarnos a una época de conflictos y guerras que pueden extenderse a todo el planeta. No podemos sentarnos y esperar a que una panda de personas incapacitadas nos lleven de vuelta a la paz; levantémonos, salgamos a la calle y exijamos una solución pacífica a los conflictos, la defensa de nuestros Derechos Humanos, una vida tranquila y sin amenazas, en definitiva, una vida mejor.
Christian A.A.S.